Nota histórica y aclaratoria
En los inicios del Instituto Hahnemanniano, dentro del G.I.D.E.H., además del estudio de la Homeopatía, se conformaron grupos de estudio integrados por profesionales homeópatas (médicos, odontólogos, farmacéuticos) y por personas profundamente interesadas en conocer y practicar la Terapia Floral del Dr. Edward Bach.
Durante la década de 1980 y comienzos de los 90, cuando las Flores de Bach comenzaron a difundirse en la Argentina, coexistieron diferentes corrientes de estudio. Algunos grupos abordaron el sistema desde marcos homeopáticos o psicológicos —en especial desde la psicología junguiana y las interpretaciones arquetípico-mitológicas-transpersonales—, presentando conceptos como “la lección de la flor a incorporar” o “la flor que trabaja tal situación”.
Desde nuestro grupo, sin embargo, comprendimos desde un principio que la obra del Dr. Bach posee su propio marco teórico y filosófico, completo y coherente en sí mismo, y que no requiere reinterpretaciones ajenas. En sus escritos finales (1936), así como en su Conferencia de Wallingford y en la Conferencia Masónica de octubre de ese mismo año, Bach deja claramente definido que su sistema se centra en las virtudes positivas que toda persona ya posee y en la dinámica anímico-emocional del momento presente, no en defectos a corregir ni en “lecciones” a aprender o aportadas por la flor.
Por este motivo, elegimos —y seguimos eligiendo— mantenernos fieles a la mirada Bachiana pura, tal como el propio Bach la depuró y finalizó, diferenciándola de sus escritos iniciales de 1933, que él mismo descartó en su evolución hacia la simplicidad y profundidad esencial de su método.
Esta decisión no fue ni es sencilla: implicó un trabajo sostenido de estudio, docencia y esclarecimiento para preservar la fidelidad al pensamiento original en nuestro país, frente a interpretaciones que, aunque bienintencionadas, desvían el sentido y la potencia del sistema. Nuestra posición es firme: defender la obra de Bach en su pureza es un acto de ética terapéutica y de respeto hacia su legado, y constituye el fundamento sobre el cual seguimos construyendo nuestro trabajo hasta hoy.